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Servir, ¿qué hay de malo en ello?

POSITIVO Y NEGATIVO. Dos Formas de Encarar la Vida
por Emilio Santamaría S.

Era la hora de comer y la mano derecha se quejó con la izquierda: ¡Este estómago es un exigente! tú y yo tenemos siempre que estar metiendo en la boca los alimentos para él. ¡La verdad es que estoy cansada de servirle! Los ojos, que involuntariamente habían escuchado la extraña conversación, intervinieron: ¡Nosotros tenemos los mismos sentimientos! ¿Acaso no tenemos siempre que guiarlas a ustedes para que tomen la cuchara grande cuando hay sopa y la pequeña cuando tienen que ponerle azúcar al café? ¡Y todo para enviarle alimentos a ese estómago!

Llegaron a una conclusión: ¡Pues esto se acabó, de hoy en adelante no somos sirvientes de ese que se pasa demandando que le sirvamos tres veces al día! Así, las manos y los ojos decidieron hablar con los órganos del cuerpo y llamaron a un gran paro contra el estómago.

Sin embargo, pasados un par de días el cuerpo entero se debilitaba. Finalmente se comunicaron con el estómago para averiguar la situación. Este les aclaró que no podía procesar energía sin alimentos, pero que, al tenerlos, les serviría con mucho gusto. La lección es sencilla: “Al servir a los demás, en realidad nos estamos sirviendo a nosotros mismos”.

Sobre el “servicio” hay muchos malos entendidos. El mismo diccionario UNO de Océano define entre otras acepciones la palabra “Servidor” como “la persona que ejerce las funciones de un criado”. El término “servir” trae para muchos una connotación peyorativa. En el Siglo XVI, los libertarios le aplicaban la palabra “servil” a los que apoyaban ciegamente a la monarquía absoluta, autoridad que ellos combatían. Y aun actualmente hay quien piensa que el servir “lo convierte en un sirviente”.

Pero lo correcto es diferente. Por ejemplo, un principio en cada Club Rotario es: “Se beneficia más el que mejor sirve”. Esa es la actitud de servicio que ha hecho de los rotarios una bendición para sus comunidades. Lo sé muy bien, porque he tenido el privilegio de ser rotario por muchos años.

LO NEGATIVO:

Pensar que el hecho de servir es denigrante. Y, por lo tanto, rehusarlo.

LO POSITIVO:

Considerar cada oportunidad de servir, como un privilegio que nos da Dios. 

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