POSITIVO Y NEGATIVO. Dos Formas de Encarar la Vida:
por Emilio Santamaría S.
El caso es real, los nombres no. Gertrudis no podía hacer llegar a su hijo temprano. Salía de la escuela y se iba a casa de un compañerito a ver televisión. Cuando regresaba a la casa, ya a obscuras, luchaba para que hiciera su tarea escolar. Le suplicaba que llegara directamente, que hiciera la tarea y después que viera la televisión en casa. Pero Jorgito no hacía caso. Alegaba que su mamá veía novelas y que eso a él le aburría. En casa de su amiguito veían caricaturas porque los papás llegaban tarde en la noche. Entonces él salía para su casa a cuatro cuadras de distancia.
Abrumada por el problema, fue a hablar con la maestra. Y esta le propuso un susto para el muchacho. Le contaría del famoso monstruo de ojos brillantes y dientes de sable que salía cuando la obscuridad comenzaba a caer. Jorge se asustó y esa tarde llegó directamente a casa. La profesora le siguió describiendo su creativo invento, y el remedio dio resultado permanente. Gertrudis estaba feliz.
Pero Jorgito creció, y desarrolló un temor anormal a la obscuridad. A esas alturas ya no creía en el invento de su profesora de primaria, pero sin saber por qué, se sentía muy incómodo cuando el sol declinaba y la noche llegaba. La madre pensó entonces en otro remedio, le dio un pequeñísimo plástico con el retrato en miniatura de la abuela, y le dijo que sería “como un amuleto”. Jorge no lo creía, pero lo guardó. Y al llevarlo en el bolsillo descubrió que se esfumaban sus temores. Y así llegó a sus clases nocturnas a la Universidad con tranquilidad.
Un día cambió de pantalón y se dejó su amuleto. Cuando descubrió el olvido, un temor anormal se apoderó de él. Rosalinda, una compañera lo notó y Jorge le contó su trauma. Ella lo tomó en serio y le dijo que pensaba que los remedios que le habían aplicado, juzgaba, estaban equivocados. Los temores están en tu mente y ahí hay que eliminarlos. Sugirió la oración como el remedio ideal. Lo tomó de las manos y oró por él. Jorge, extrañado, se sintió aliviado casi de inmediato.
LO NEGATIVO:
Llenar la mente de los niños con pensamientos de temores.
LO POSITIVO:
Liberarnos de esos temores, pidiéndoselo sinceramente a Dios.
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