La cajera quedó atónita cuando leyó la nota. “Esto es un asalto. Entrégueme todos los billetes de 10 que tenga”, Un hombre serio, de gruesos lentes oscuros estaba frente a ella. Tomó la bolsa de papel que le entregaba, y puso 980 dólares. En cuanto el asaltante dio la espalda a la cajera, se mostró desconcertado, exclamando: “¡John! ¿Dónde estás?”. Su cómplice había huido acobardado. Quedó paralizado, confundido. Era ciego y John se había llevado el bastón sin el cual no podía dar un solo paso. Fue arrestado de inmediato y llevado a la estación de policía. Allí se soltó en llanto y declaro: “Estoy al borde de un colapso, o robo el banco, o me suicido”. La nota policíaca del New York Times comentaba que parecía una mala telenovela, pero por desgracia era un hecho de la vida real. Robert Dunbar había quedado ciego 4 años atrás. Recibía una pensión que alguien le robaba y el pobre llevaba tantos días sin comer que había perdido ya la cuenta. No tenía parientes ni amigos y ante esa angustiosa situación decidió robar un banco. Convenció a John, un compañero ocasional, que le ayudara. La loca aventura no tenía posibilidad alguna de éxito, pero ante el hambre y el desamparo, tomó una decisión resumida en su declaración a la policía: “O robo el banco o me suicido”. La nota no dice que pasó después. Sin embargo, quiero llamar su atención en el hecho de que es común encontrar solamente dos alternativas de solución a los problemas. Y esto, como en el caso de Robert, lleva a acciones que no resuelven el problema, lo complican innecesariamente. Los expertos dicen que se deben buscar más alternativas. No deberíamos ver una elección entre blanco y negro porque hay también diferentes tonos de gris. Una amiga pensaba “o me divorcio o me aguanto”. Hasta que aumentó su habilidad para resolver problemas en un Curso Dale Carnegie. El resultado fue una mayor comunicación con su esposo, aclarando lo que le incomodaba, y lo que proponía para resolverlo. No tuvo ni que divorciarse, ni que aguantar. Si de algo puede usted estar seguro, es que jamás Dios nos dará un problema sin darnos habilidad y fuerza para resolverlo.
LO NEGATIVO: Ante los problemas, ver solamente soluciones radicales.
LO POSITIVO: Aprender a ver también las diferentes alternativas de solución.