Uno de los ejemplos más dramáticos que he conocido sobre no aceptar su propia responsabilidad es el relato de la serie “60 minutos”. El programa narra sobre un crimen y los efectos que produce tanto en la víctima como en el victimario. El caso al que me refiero inicia con un robo en un tren subterráneo, en Nueva York. Durante los hechos la víctima recibió un balazo, que, si bien no lo mató, sufrió daños muy severos en su cerebro. Esto prácticamente lo dejó como un vegetal. El programa se refería también a los efectos que se produjeron en la familia. No solo se quedaron sin ingresos, sino que tuvieron que hacer frente a los gastos para atenderlo. Para empeorar la situación, la esposa que no estaba preparada se vio obligada a desempeñarse en trabajos de limpieza de casas, para completar la reducida asistencia social.
Luchaba por mantener unida la familia. Era evidente que las consecuencias desgarradoras de este crimen sin sentido se esparcieron, desde la víctima hacia la esposa y los niños.
El programa narraba en la segunda mitad, la visita a la prisión estatal donde el reportero entrevistaba al joven que disparó. Le preguntó su opinión sobre su castigo. La sorprendente respuesta me dejó enormemente impresionado: “Mire, hombre ¡se han equivocado! Yo no soy como esta gente que está en prisión. ¡No soy un criminal! Lo mío es totalmente diferente. ¡La única razón por la cual disparé sobre ese tipo fue porque hizo resistencia cuando traté de robarle!”
Estará usted de acuerdo conmigo en que este joven está completamente fuera de la realidad. Si llega a salir de la prisión, continuará disparándole a la gente. Mentalmente no acepta su responsabilidad y echa la culpa “a los demás”.
Con el tiempo he aprendido que uno de los signos más claros de liderazgo es el aceptar su responsabilidad por las equivocaciones que se hayan cometido. Y Dale Carnegie propone un principio: “Si usted está equivocado, admítalo rápida y enfáticamente”. Es, sin duda alguna, el camino para asegurarnos de enfocar nuestros esfuerzos hacia las soluciones, en lugar de a defender lo indefendible. ¿Tiene esto sentido para usted?
LO NEGATIVO:
Echar la culpa en los demás. Perpetuar así la irresponsabilidad.
LO POSITIVO:
Aceptar los errores, y pagar el precio y tratar de enmendarlos.
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