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Un anillo especial de compromiso

POSITIVO Y NEGATIVO. Dos Formas de Encarar la Vida:
por Emilio Santamaría S.

El viejo joyero acudió para atender a Rafael. Tuvo la impresión de conocerlo cuando le pidió que le mostrara “el mejor anillo de compromiso que tuviera”. Le mostró los más finos, todos ellos en oro de 18 quilates. Uno tenía un diamante y era a todas luces el más caro. Rafael lo tomó en sus manos y lo contempló cuidadosamente. Preguntó por el precio, lo aprobó con un movimiento de cabeza, sacó su tarjeta de crédito y se dispuso a pagarlo. 

Mientras cobraba, el viejo joyero se sintió obligado a hacer alguna conversación: “Su novia va a quedar muy complacida, realmente escogió usted lo mejor que tengo en la joyería. ¿Se casarán pronto?». “No” respondió Rafael, “ni siquiera tengo novia”. La cara de asombro debió ser muy expresiva, porque Rafael se sintió obligado a dar una explicación. “En realidad es para mi madre. Al quedar embarazada, el novio huyó cobardemente y sus propios padres, avergonzados, le pidieron que abortara.

Pero ella, a pesar de sentirse tan sola, se negó y me dejó nacer. Fue padre y madre para mí. Trabajó duro para darme una buena educación. Todo lo que soy se lo debo a ella. Por eso ahora que puedo hacerlo, decidí darle un anillo de compromiso. El que ella nunca tuvo antes”. 

El viejo joyero palideció al comprender por qué aquel joven le resultaba conocido. Sin decir nada, mientras guardaba ese anillo de compromiso en el más hermoso estuche que tenía, miró dulcemente al joven y le vino a la mente su irresponsable hijo. Era notable el parecido. Así, de esa edad estaba su muchacho cuando él mismo le exigió que huyera de aquella novia embarazada. Viajó lejos, con el tiempo se casó y la distancia separó padre e hijo para siempre. ¡Cómo se arrepintió de lo que hizo en aquella ocasión! Perdió a su hijo, sin duda una buena nuera, y un nieto que hubiera sido su alegría. 

“Joven, hágale un servicio a este viejo”, y devolviéndole la tarjeta, agregó, “Permítame obsequiarle este anillo para su madre”. Se rehusó, pero el joyero insistió tanto que finalmente aceptó. Regresó al día siguiente con un libro en agradecimiento. No pudo entregarlo. El viejo joyero había muerto de pesar durante la noche.

LO NEGATIVO: 

Actuar mal pensando que no nos afectará.

LO POSITIVO: 

Comprender que las malas acciones son como un boomerang, siempre regresa.

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