POSITIVO Y NEGATIVO. Dos Formas de Encarar la Vida
por Emilio Santamaría S.
La mitología griega intentaba, con una imaginación increíble, explicar su mundo detallando las vidas y aventuras de una gran variedad de dioses y otras fantásticas criaturas. ¿Un ejemplo? Se cuenta que el rey Minos quería construir un laberinto, una especie de veredas encrucijadas dispuestas de forma tal que era imposible encontrar la salida. Necesitaba encerrar en él al Minotauro, una especie de monstruo, mitad hombre y mitad toro.
Así que llamó a un arquitecto llamado Dédalo y a su hijo Ícaro. El relato mitológico cuenta que padre e hijo emprendieron la obra con gran destreza. Así terminaron el “Laberinto de Creta” lugar del que ni ellos mismos, según confesaron al rey, podrían escapar sin dejar señales. El rey se quiso asegurar de que nadie pudiera conocer los secretos de la gran obra. Dio órdenes a su escolta para que llevaran al padre y al hijo y los abandonaran en el laberinto.
Ícaro no se conformaba con esa suerte, así que construyó unas alas con plumas de ave, unidas entre si por cera de abejas. Las alas funcionaron y ellos salieron volando de aquella injusta prisión. Hasta ese momento todo nos evoca creatividad, perseverancia, valor y éxito. Pero a Ícaro su habilidad de volar lo llenó de vanidad, y remontándose se acercó tanto al sol, que este derritió la cera soltando las plumas, así el pobre Ícaro murió en la caída. Lo que era una historia de éxito sobre la adversidad, se convirtió en una tragedia provocada.
Conozco a un hombre, le llamaremos Rodrigo, que después de completar brillantemente su Universidad, fue contratado para gerenciar una sucursal de un exitoso negocio. A los subalternos los trataba mal, su lema era “quiero que me respeten, y sé cómo lograrlo”. Cuando su secretaria renunció y se fue a otra empresa ganando menos, el dueño lo inscribió en el Curso Dale Carnegie, pero él lo rechazó indignado. Sus pésimas relaciones humanas acabaron “quemando sus alas”. Lo que pudo ser un brillante inicio en la empresa, se convirtió en una tragedia provocada.
LO NEGATIVO:
Al llegar a cierto éxito, engrandecernos tanto, que terminemos con la suerte de Ícaro.
LO POSITIVO:
Pedir a Dios que, junto con las oportunidades, nos dé el sentido común de manejarlas.
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